4 mar 2017

Rollos matutinos 102

Aportación ondulatoria
Y ahora, ya desde luego mucho más cerca del final que del principio, me digo, hay que ver, ¿qué coños he hecho yo en esta vida? Y desde luego, lo mire como lo mire, es verdad que no ha sido gran cosa. Porque, sobre todo visto desde el punto de vista productivo, ¿de qué ha podido ser de provecho mi paso por esta función de la biología? ¿Y para quién? Y lo único positivo que se me ocurre del producto de toda mi existencia es lo aprendido. La película tan buena que he hecho del acontecer que me ha tocado. Ese criterio tan especialmente acertado que estoy seguro de haber sido capaz de ir extrayendo de todo por lo que el tiempo me ha ido paseando. Sí, porque otra cosa no habré hecho, pero comerme el coco sin parar buscándole los entresijos a todo lo que me he ido encontrando, desde luego, creo que sí puedo decir que eso lo he hecho todo el rato y con la seria precisión de una curiosidad científica obsesiva. No por ningún otro interés que por que no he podido dejar de hacerlo ni un momento y porque era lo único que me entretenía. En cuanto al método, he mirado siempre con más inclemencia hacia dentro que hacia fuera, y nunca me he permitido de verdad una mentira en lo que he visto. Siempre me ha sido gratificante esta cotidiana profesión. La única que he ejercido. Y estoy muy contento con el conocimiento que con su manejo he alcanzado de las cosas. Me digo que en eso sí que estoy al nivel del grupo de los mejores listos, y creo que me lo creo. De los listos o de esos que han llegado a hacer de sus comecocos materiales negociables que yo nunca me puse en serio a tratar de conseguir. Hasta me llego a creer que mi visión encierra algo que podría ser de gran ayuda para el devenir del mundo futuro. Y ahí me vuelvo a decir que de qué valdrá toda esa gnosis maravillosa que alucino si nada he escrito ni he dejado constancia de todo ese percibir magnifico sin duda en ningún tipo de soporte que pueda ser aprovechable. Sólo lo he ido imprimiendo escrupulosamente, en el endeble papel de mi conciencia, que es un lugar en el que ni se puede contractar ni puede ser de utilidad a nadie. Y, tras un rato de dedicarme a verme como el triste fenómeno fallido que seré, se me ocurre que a ver si va a pasar con esto del Ser como con lo que de la Materia dice la Teoría Cuántica. Que parece que demuestra que, además de que un cuerpo atómico pueda estar en dos sitios a la vez y ser y no ser al mismo tiempo, el que sea o no sea y esté aquí o allá depende también del observador. O sea, que algo así como que la conciencia influye en la realidad, vienen a decir como cosa muy cierta y, aunque imposible de comprender, experimentalmente más que demostrada. Y de ser así, oye, las conclusiones que haya ido sacando de todo ese andar mío extrayéndole los entresijos a la concatenación de situaciones que es el Tiempo todo el rato durante toda mi puta vida si parar, puede que hayan ido resultando, tras viajar por algún tipo de wifi sideral, en ser una pieza más, a lo mejor hasta que clave, en lo que sea que marca la dirección del desarrollo de lo que quiera que sea Esto. Y entonces... pues eso.
Pero que si no, pues que qué más da.

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1 ago 2016

Rollos matutinos 101

Confluencias
Este está siendo un año de percepciones cosmológicas. Llevo meses siguiéndoles el rastro a Marte y a Saturno, en su juego alrededor de Antares en Escorpio. Cada noche me tumbo en el colchón de la terraza y me dedico un rato a seguir su paso por el cielo de la noche. A mi vista, los dos planetas y la estrella conforman con la especial intensidad de su brillo los tres vértices de un triángulo que resalta entre todas las estrellas de su zona. Sus ángulos van cambiando con el tiempo. Hacen falta semanas para poder apreciarlo a simple vista, pero lo cierto es que esa relación está cambiando a cada instante. También cambia a cada instante la posición celeste del conjunto que forman en su baile con Escorpio, que va acercándose cada día un poco más a su ocaso. Y nosotros también, cambiamos a cada instante de todo. Cada uno de los electrones de cada uno de los átomos de cada bicho viviente de aquí abajo está cambiando de posición en sus giros nucleares sin parar. Y así también las fichas del parchís que juegan mis vecinas ahí abajo a pocos metros del colchón desde el que yo contemplo el trascurso de los astros. Cada noche se reúnen y se tiran hasta las tantas jugando al parchís. Mis vecinas. Poniéndole sonido de liza femenina y cubilete a mis contemplaciones. Otro rumor, también ciertamente un poco molesto a la mística del trance de mi contemplación astral, me llega desde la terraza de otro vecino de al lado, y también es repetitivo como el del parchís de las vecinas de abajo y consiste en el parloteo ininteligible y característico de un locutor de radio de esos que no paran de hablar por que en su monótono contar de lo que cuente sin parar consiste la totalidad de su programa y la asiduidad de sus oyentes solitarios, emitido por un transistor de esos pequeños de elementalidad antigua y sonido de baja calidad. No sé por qué me resulta tan desagradable el soniquete, a pesar de ser tan tenue. Seguramente, por que me recuerda a un cuñado mío cuando mi adolescencia, que oía siempre ese mismo tipo de programas, con ese mismo tipo de aparato, que llevaba con él siempre encendido a todas partes, y ese mismo volumen, y ese mismo tipo de postura física e ideológica con la que mi vecino escucha el suyo ahora. Tal vez sea el ver que ese tipo de ideología radio auditiva perdure tan exactamente igual a lo largo de los tiempos lo que me irrita del soniquete del transistor que me obliga a escuchar mi vecino ahora que contemplo las estrellas tumbado en el colchón de mi terraza. ¿Cuántas veces habrán completado Marte, Antares y Saturno el ciclo del ciclo de su baile sin que la emisión y recepción de esos soniquetes radiofónicos hayan cambiado de forma, no sé ya si de mensaje pero de modulación, todavía? No sé si es buena conclusión el decir que por más que no paremos de movernos en todas las órbitas posibles, siempre estamos determinados a estar dentro de los parámetros de unas órbitas marcadas por el trazo gravitacional de la costumbre que sólo pueden romperse con la liberación de enormes cantidades de energías para pasar a definir otras de inmediato. Pero la idea me da por una parte algo así como alegría de haber descubierto una especie de ventana interesante de comparación entre el macro y el micro, y por otra un tremendo hastío directamente emparentado con el más puro aburrimiento, de cuyo sopor me evado centrándome en percibir la enormidad del espacio del Espacio, y la interminable sucesión de enigmas y misterios que esconde en cada uno de sus rincones tanto hacia lo infinitamente grande como a lo infinitamente pequeño. Y así me quedo ya sin pensar contemplando cómo se mueven los planetas y las constelaciones, en la parte de lo grande, y como ese mismo tipo de movimientos generan, en la escala atómica de lo pequeño, la atención de mi vecino hacia lo que le cuenta la voz metalizada de su radiotransistor y la alegría, o el temor, de comerse unas a otras las fichas en la lucha del parchís que enfrenta a mis vecinas. La cosa en su conjunto puede ser interpretada como una maravilla grandiosa o como una insignificante puta mierda. Eso sólo puede decidirlo cada observador. También puedes ponerle a la escala si quieres todos los grados mediocres intermedios, si así te place más. O hacer como yo en aquel momento, dedicarme a disfrutarlo sin la menor intención de valorarlo en ningún tipo de su cósmica mesura. Tenía un ejemplo de lo que construyen la maquinaria del giro de los átomos de un sector sensible de mi entorno, provocando entre otras cosas el juego circular del movimiento de las fichas de un parchís sobre un tablero. Quedaba por lucubrar qué tipo de parchís estarían realizando en su nivel el juego del movimiento universal del que eran parte Marte y Saturno, y la constelación de escorpio. Y a ese dilucide me puse más o menos de forma relajada hasta que llegaron los mosquitos.

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26 jul 2016

Rollos matutinos 100

Exceso de cultos
A ver. Cando tuve el flash lo vi muy claro, pero es difícil traerlo aquí a explicar. Cuando ocurre la idea siempre es por ahí y es como un fogonazo hipervisual que yo disfruto enteramente como un rico documento que todo lo recoge pero que luego traerlo aquí no es nada fácil. Y claro, aquí es donde estás tú y lo que no consiga traer aquí para ti es como si nunca hubiera existido. Y por lo tanto, para mí tampoco. Así que, a ver: La cosa empezó con un cruce de flases conceptuales. Sí. De pronto, pensando abstraído en el mundo del Coletas y su banda de ólogos de nueva generación se me iluminó el de una gordita estudiante universitaria de Biología que me encontré un día hace ya años en una entrevista de la tele metida en una barca en el Estrecho llena a rebosar de más biólogos. Creo que ya te lo conté entonces. Pero te lo vuelvo a contar a ver si logro enganchar la idea que persigo para traerme de ella aunque sea un cacho de su cuerpo, como intentaban hacer ellos con un arpón con las ballenas. Sí, porque a lo que estaban los de la barca de biólogos en el Estrecho en aquél reportaje de la tele era a la caza de poder arponear alguna ballena que encontraran. Y el flash que recuerdo es el de la gordita, excitadísima dentro de su chaleco salvavidas, henchida de sapiente frenesí, explicando al borde de un orgasmo vital a la periodista que le hacía micrófono en mano la pregunta, que su trabajo era muy importante, que se trataba de investigar las consecuencias de la contaminación y de los cambios del medioambiente en la vida de las ballenas. Porque había que intentar hacer algo porque la situación era muy grave. Y era a lo que estaban allí, expuestos a todo en medio del océano. Lo que a ella le estaba poniendo en el paroxismo de la felicidad del logro, tanto de su carrera como de su realización personal. Pero para alcanzar la satisfacción de todo eso tenían, primero que encontrar alguna a tiro y luego conseguir clavarles un arpón que les dispararían con una especie de cañón propulsador que ya tenían preparado apuntando por la borda, para después traerse a la barca de tirón prendida a la punta de su ingenio un cacho de ella, que sería la muestra que formaría el cuerpo de un montón de razones de estudio y de consecución de posibilidades de subvenciones, trabajos, y posibles éxitos científicos de aplicación incuantificable. Preguntada que fue por la reportera sobre si eso que decía no supondría cuando menos un dolor para la ballena, viendo la magnitud del pincho de la punta del arpón, contesto enseguida que no, que para nada, que sólo se les quitaba un poco de grasa y que las ballenas de eso tienen demasiado y son muy grandes. O algo así, contestó enseguida, fuera por completo de que tal posible inconveniente fuera razón que pudiera aunque fuese eventualmente suponerle a ella bajar del globo de científica en ciernes, defensora de todo lo bueno además, en el que en ese momento empezaba por fin a cabalgar, después de tan largos años de estudios, dispuesta a seguir montando esa montura ya toda su vida, cada vez más alto y más deprisa, hasta alcanzar las cotas más sublimes de la realización que corresponde soñar a los científicos aunque haya que pasar por encima de algún que otro pellizco a alguna que otra ballena. Recuerdo que a través de ella vi claramente en el instante el peligro ecológico total que significaba que una parte masiva de la ya crítica sobrepoblación humana del planeta se estuviera dedicando a doctorarse en todo tipo de ese tipo de cosas haciendo que, por sobrepoblación de doctorados, que necesitarían ejercer sus requetestudiados títulos, los animales necesarios a someter a sus trasteos pronto alcanzarán un número crítico y pronto ya no quedarán especímenes ninguno de los que aún están sin anillar sin estarlo con cuatro o cinco anillos de cuatro o cinco estudiosos diferentes. Y aún entonces, todavía, sobrarán millones de anilladores, en paro, protestando imparables, deseosos de seguir anillando porque si no a ver qué.
Sé que en aquel momento también me enseño el flash de la película que vi que lo mismo pasaba con la mayoría de las otras ologías y uras y inas que estaban masivamente produciendo por un tubo chorros incuantificables de titulados, licenciados y doctores sin parar. La conexión más inmediata fue, claro, la referente a la de los de la arquitectura, que si todos los arquitectos que pronto iba a haber en el mundo tenían que construir aunque sólo fuera un par de casas harían falta no se yo cuantos planetas de solares. Pero eso pasaba igual con todas las disciplinas del saber homologable. Y si el fenómeno encerraba un peligro global claro, en las que tenían un aire así como que romántico de defensa medioambiental tipo heidiano, como era el caso de la bióloga de la barca del estrecho..., qué no sería con las que llevaban en sí mismas, de por sí, y en su propio fundamento caracteres más bien relacionados con lo maquiavélico. Y, entonces...
Oye, y entonces no sé qué más sabría yo haber dicho, pero ahora mismo es verdad que no sé yo ya cómo explicarte qué era exactamente lo que me conectó en la cabeza este flash de la gordita en la barca llena de biólogos en el estrecho tras una ballena por ahí que arponear en pro de solucionar su peligro de extinción con lo de lo de la politología de redentor de Pablo Iglesias. Pero sé que en aquel nexo de figuraciones que sufrí se me mostraron claves importantísimas sobre la película que viene y en la que él es ya sin duda un actor no tanto de talento como de renombre. Claves tan claras vi, que puede que tuvieran hasta algo de spoilers. Y creo que quizás... Pero, mira, a lo mejor, lo mejor es que, en vez de escornarme en intentar contarte más, te deje aquí a ti solito que intentes ver si logras que a ti también te salte en la cabeza la chispa de magín que arranca el flash de las visiones, por si resulta que lo consigues y la tuya también te dice algo interesante. Ya que entonces, tendría algún tipo de razón el haberte contado todo esto.

Y si no, pues qué se le va a hacer.

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29 jun 2016

Rollos matutinos 99

Batacasso
Cuelgo aquí como resumen de todo lo que pienso del resultado electoral lo que les mandé a mis colegas el lunes 27, la mayoría de ellos muy podemófilos:

Solos no se pudo conseguir del todo. Unidos, efectivamente, se ha podido. Rajoy es ya un hecho incontestable desde ningún tipo de razón. Los dioses sabrán por cuanto tiempo más. Todo un logro conseguido no sin duro esfuerzo. Estaba cantado, desde la acampada de la memez en el 15-M. Os lo cuento para que os hagáis ideas de mi calvario, yo que lo tengo claro desde aquel mismo instante fundacional. Lo sabéis, porque no he parado de avisarlo.
Ahora ya no hay remedio. Yo por mi parte, hacía ya más de dos meses que no miro ningún telediario y paso sólo por encima de los titulares periodísticos y sólo busco aquellos comentarios que hablen de la aburrida retórica política por encima de la aburrida retórica política, que nunca puede ser, por definición, más que una retórica aburrida, por mucho que se haga en plan griterío como en los chous basura de ahora. Claro que me va a quedar el terrible empacho de tener que aguantar el empalago horrendo de un Rajoy reconstituido después de haber estado casi muerto. Por supuesto también, que todas esas mangonerías de gobierno que arrastra con él, incluido lo del ministro del interior, que creo que es lo peor de todas esas prácticas, han quedado bastante solucionadas, también para un futuro próximo y hasta que lejano. Como muestra de lo que nos ha caído encima, valga la foto, de El País Digital, que en eso de las fotos no tiene competencia. (Lo más grotesco de la escena, incluido lo del incalificable beso, es la Santamaría en sí).
Como siempre he dicho siempre que os he mandado avisos telegráficos como este del pasmo que veo venir, os quiero acabar con un, ojalá que me equivoque. Ojalá que sea por completo mi equivocación. Ojalá oh dioses, me evitéis por lo menos el tener que tragarme la papila pegajosa de un Rajoy vanidoso y requetepuesto.
Pero visto lo visto...

Cuentan que debajo del balcón del beso el personal pepero gritaba enardecido: ¡Sí se puede, sí se puede, sí se puede! Lo que recrea la imagen perfecta de la situación.

Post scriptum:
Tengo que alegar que, encima, febrilmente consciente de a lo que nos iba a llevar lo de repetir las elecciones, me tocó ser presidente de la mesa electoral. Batalla que me sorprendió en una situación personal bastante terrible y que casi acaba conmigo ayer. Así que, si ya de por sí era grande el repulús visceral, rayano ya no sólo en lo absolutamente subjetivo sino que en lo enfermizo, que me causa el personaje del Iglesias, figuraos lo que llegó a ser mi fobia en las circunstancias que os describo. Quince horas y medias duró el terrible proceso de mi deber ciudadano. Por suerte, al final, con todos sus detalles de congoja (algunos, cómicamente perduran hasta ahora), hasta puedo decir que la experiencia tuvo su punto. Todo sea por mirar el lado positivo de las cosas. O el gracioso, o el yo que sé cuál. Ése que más nos vale aprender a buscar de aquí en adelante.

Un abrazo.

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Personajes 15

La memez
Algo sobre lo que me ha inducido mientras desayunaba la niñez de El Bosque Habitado. No es nuevo. El rechazo que me causa la puericia de ese programa de radio. Desde las primeras veces que lo oí pensé, pues mejor que se pierdan todos los bosques del planeta por todas las causas execrables que pueda producir la parte más retrógrada de la Humanidad que tener que escuchar una sola vez esta memez para intentar remediarlo. Pero hoy ha sido especial. Lo que me ha sugerido el tono empalagoso de esas voces melifluas y ñoñas, que en vez de estar hablando de problemas medioambientales serios parece que están acunando a niños tontos con cuentos de hadas en los que a pesar de haber madrastras malas todo es un mundo donde acaba radiando la energía positiva del amor más infantil, que en definitiva es lo que forma el Ser de una supuesta Naturaleza que ellos parecen ver y que de ser, sería no solo insoportable sino que letal para la vida misma. De pronto, mientras me comía la tostada con la mantequilla que le han quitado a las vacas esclavas de lecheras industriales y la miel que tenían en sus panales las abejas que la habían almacenado para el consumo de su comunidad, he dejado de oír exactamente la tontuna en concreto de la que la locutora estaba hablando por teléfono con otro menda que también debe vivir de la teta administrativa de la conservación de la naturaleza, y me he puesto a oírla en otra cantinela que podría ser también el objeto de otra conversación similar en el mismo programa cualquier otro día en que la cosa versara sobre la explotación sostenible y razonable de la ganadería frente a la barbaridad industrial que vivimos ahora en ese campo. Quizás haya sido porque enfrente de mí tenía la paletilla de un guarro pata negra que antes de verse con su pata disecada ahí encima de la balda de mi cocina fue feliz comiendo bellotas libremente en una dehesa de por ahí de alguna parte de la serranía cacereña. Y mientras la oía, a la locutora, en ese supuesto programa que sería muy plausible en la onda de su estilo, explayándose sobre la posibilidad tan amorosa que supondría que dejara de haber explotaciones terribles de crías de cerdo como esas que existen por millones a lo largo del planeta en las que los pobres guarros no salen jamás de los jamases de sus jaulas pestilentes y pequeñas y donde, las guarras de crías paren en estrechísimos lugares donde ni siquiera se pueden rebullir ni levantar para que sus tetas queden expuestas todo el tiempo obligatoriamente a las crías, que tampoco van a ver nunca la luz del sol ni a sentir el roce del viento ni la caricia de la lluvia en toda su vida como ella, y que ese tipo de relación con esos animales pasara a ser, pues eso, amorosa, como tendría que ser todo en esta vida, como sería todo si no fuera porque el Hombre ha pervertido esa amorosidad, que fluye siempre naturalmente de la Naturaleza, por razones de avaricia inducida, en absoluto por razones que estén relacionadas con la esencia profunda de los hombres como especie, sino por razones económicas mezquinas de las que sólo son culpables un grupo de malos que es a los que tenemos que hacer ver entre todos los buenos, lo malos que son para que dejen de serlo y así se vengan con nosotros a vivir la bondad de la inocencia del paraíso terrenal en el que nunca deberíamos haber dejado de vivir todos los seres. Y yo he seguido, mientras seguía comiéndome con fruición esa tostada con esa miel y mantequilla que le han quitado ese ejercito de proletarios mal pagados de varios oficios a esos animales explotados por ellos para mí, imaginándome ese cuento del guarro feliz que, en concreto, sí es el del guarro que ha dado su pata delantera para que se la embalsamen para mi consumo. Y he visto, desde un punto de vista globalmente cósmico, la verdadera cualidad de la felicidad de la guarra madre, que le da la teta a sus guarrillos contenta de criarlos para que vivan felices su vida en la feliz naturaleza que gira con el planeta en el Sistema Solar alrededor de no sé cuantos puntos galácticos y universales para que, llegados a una edad, no demasiado talluda para que no lleguen a dar jamones correosos, les llegue la hora del sacrificio de dar sus tiernas carnes a una especie superior que, a lo mejor, resulta que tiene especial enchufe con el Creador del Sistema, o en cualquier caso, conforma no sé qué clase de clase superior en una escala del Conocimiento de graduación imparcial dudosa. Y os juro que no le he visto al cuento ninguna gracia dulce, ni graciosa, como para que se pueda hablar de ello así, con esa memez insoportable. Y siempre me ha parecido que ese tono insulso en lo dulzón, en esa forma de apreciar la que en definitiva es la esencia de la escala de poder en la posición evolutiva, no sólo me parece insoportable, sino que me parece una pecaminosa falta de respeto. No sólo con todo lo que mantienen con su necesario dolor nuestra existencia, sino con lo que de verdad supone la cadena funcional de la Naturaleza.
Pero además, descubro en mis lucubraciones que, en el caso concreto del guarro propietario de la pata que ha pasado a ser mi jamón, esa supuesta escena feliz de la madre no podría ser tampoco ni temporalmente cierta porque parece que entre los cerdos pata negra, las madres que tienen pedigrí son todavía más explotadas si cabe que las otras. Obligándolas a parir hasta el horror más terrible que se pueda imaginar. Lo vi el otro día en uno de esos reportajes. Luego no podría ser tampoco cierta esa escena bucólica guarril de dar teta amorosa en el caso del cerdo de la pata de mi jamón. Y vuelvo a imaginar ese programa imaginario en que se hablara de esa supuesta diferencia entre la cría animal industrial industrial y otra con uso de la dehesa en parte del tiempo de las vidas de los cerdos, y oigo la voz de la mema locutora diciendo, bueno, pero por lo menos no es tan terrible como lo de las granjas, ¿verdad?... Y yo me veo ahí preguntándole hasta qué punto de permisividad del horror ella estaría dispuesta a tolerar si fuera el Cesar de toda esta movida, o el guarro de la pata.
Porque la Memez, con frecuencia, además de mema es hipócrita hasta no poder serlo más.
Señora del bosque habitado, claro que lo que estamos haciendo con el medio en que vivimos es una locura irresponsable, pero, ya es usted mayorcita, casi seguro que desde hace ya demasiado tiempo. Y tiene que saber que el Bosque, como hábitat, o la Selva, si quieres ir a un bosque aún más de verdad, es un lugar siniestro como la propia vida, en el cual, para que ésta se mantenga, hace falta que no paren de ocurrir entrelazados y a todas las escalas los peores horrores y los mejores goces que se pueda imaginar. Pero que a mí, sin embargo, pese a verlo tal cual es, me encanta.
Creo que si acaso, en la tremenda matanchina que supone el Bosque, sólo se podría librar de culpabilidad a los saprofitos.

Y cuando te oigo eso de “¡Arriba las ramas” como forma de saludo que mete a los árboles como si fueran gilipollas, no puedo dejar de pensar que por culpa de la Memez te estás perdiendo vivir la impresionante realidad del Bosque y, casi seguro, la de la propia Vida.
Y puede que no seas tan mema como pareces, y todo sea sólo una cuestión de timbre de un tono. Pero entonces te tengo que decir que hay tonos que no le hacen ningún bien a según qué ciertos temas.

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Rollos matutinos 98

Captura de un instante
Un momento de felicidad que disfruto con consciencia plena: Es de noche y estamos preparando la cena. ¡Voy a hacer un Wok de verduras con carne picada! En el equipo suena una selección de música que Domingo tiene en un pendrive. En concreto en este momento en que capto en la consciencia la felicidad de ese momento, es una canción de Amy Winehouse. Y mientras pico la verdura para saltearla, disfrutando en ir pensando en cómo y de qué manera voy haciendo para que me salga lo rico que me va a salir, me asalta la clarividencia de estar viviendo una felicidad total. Total. No cabe duda. Incontestable. Ni siquiera tengo que pensarla, para sentir ese gozo tan intenso como básico que el paso de mi tiempo por ella me procura. Sólo dejarme ir viviéndola en esa perfecta armonía que todo lo llena. No necesito nada. Y nada me sobra. Y tengo la seguridad de que el sólo momento ese que está trascurriendo, dure lo que dure, tiene todo lo que hace falta para hacer suficiente el significado de toda una vida. Y centrarme en el consumo del trascurso del tiempo en el que se va perdiendo el instante tranquilamente para siempre sin parar es lo que aumenta el gozo del disfrute de esa felicidad. Me veo de todas formas y en todas las posiciones. Desde completamente dentro de mí cuerpo y del momento que se fuga mansamente, a algo parado fuera de todo por completo como si fuera algún tipo de soporte en el que recoger grabado lo que se está yendo hacia el pasado sin cesar de acontecer. Lola duerme sobre su manta en el suelo de la entrada de la casa. Domingo está mejor ya de su gripe sentado a mi lado en la cocina mirando como preparo las verduras, seguro de que el día peor ya ha pasado y con ganas de comerse lo que se prepara. La Luna está llena a un cuarto de su paso por el cielo y Júpiter, en todo lo alto, relumbra tanto junto con tres o cuatro estrellas que ni la claridad de su luz puede apagar su brillo. Sietemilmillones de humanitos viajan conmigo en el mismo Globo cada uno caramboleando con su bola en este viaje siderotemporal. Y todos juntos no somos más que una partícula atómica de algo de lo que no tenemos ni puta idea de lo que puede ser, pero que los que se comen matemáticamente el coco dicen que se expande a una velocidad vertiginosa.
Sin embargo, el ritmo del transcurso de paso del tiempo de mi momento feliz preparando el wok de verduras era tan placentero que parecía cualquier cosa menos estar inmerso en un proceso material vertiginoso. Y sin embargo, cósmicamente hablando, debe de ser así, qué duda cabe. Acabo de volver a subir a la terraza y ahora ya, la Luna está en su cenit, Júpiter sigue brillando igual pero ahora a un cuarto de su ocaso y, el que llega rojizo a la mitad de su zénit es Marte. Todo lo cual viene a decirme que es justo la confluencia astral precisa para que me vaya a la cama.

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18 jun 2016

Rollos matutinos 97

 Abstracción
Dicen hoy en una de esas noticias sobre curiosidades de la ciencia o de la vida, de la que tanto creemos conocer, que en algunas granjas de gallinas hacen pasar cada día por delante de sus jaulas una plantilla con la figura recortada de un gallo de perfil con una buena cresta. Para inducirles la producción de huevos. Le cuento a un amigo mientras paseamos a nuestros respectivos perros por el campo. Es que la gallina es uno de los animales más tontos que existe, me contesta mi amigo, seguro de la veracidad de algo tan conocido por todo el mundo como es la total simpleza que las caracteriza. Y entonces, madre mía, pienso y veo con tanta claridad que soy hasta incapaz de compartirlo con mi amigo, qué es lo que somos nosotros los humanos, con nuestra prepotente sabiduriísima, que creemos hecha a semejanza de los dioses, enganchados masivamente a esos juegos de sombra que son la pornografía a la que tantos, alrededor de todo el planeta, a toda hora y en cada momento, están enganchaditos mirando sus pantallas. Después medito un poco más en el silencio que la profundidad de esta visión comparativa me ha abierto por un instante en mi pasar por el Espacio-Tiempo, y voy viendo claramente cómo no solo son pornógrafas, las crestas de los gallos que reconfortan o exasperan al género Humano. A ese mismo tipo de impulso pertenecen las banderas, las estampas religiosas, las fotos de los líderes, y en general todo el gusto cultural por cualquier tipo de imágenes. Ese juego de colores impresos que es la base y el soporte primordial de todas las actividades de nuestras culturas, incluida la mahometana, que tanta rabia las tiene que las prohíbe tajantemente desde el principio fundamental de sus más rígidos preceptos, sin que hayan conseguido dejar de pirrarse por ellas. ¡Somos en verdad gallináceos implumes de uña plana! Y en nuestro caso no sólo libinideamos cosa mala bajo el efecto de ciertos estereotipos de cartón que nos pasen por delante, sino que por algunos de esos símbolos somos capaces de ponernos a matar. Por un momento siento una vergüenza cósmica terrible que sólo se me aplaca cuando pienso que tal vez no haya en todo el Universo ningún tipo de sensor consciente capaz de valorar este tipo de cosas, y entonces da lo mismo. Luego, ahora mientras escribo, me digo que en realidad ese mismo mecanismo intelectual que origina la ovulación de la gallina ante la sombra de una cresta recortada, es el que forma toda nuestra lucubrería. Y esto que hago ahora de darle aquí a la tecla no es más que intentar excitar algún tipo de sitio de mi coco con una especie de cresta de gallo que yo mismo me bordo con un montón de signos, esta vez todos en blanco y negro y uno detrás de otro. Y entonces comprendo que, para que mejor cuadren las cosas del intento de saber, lo que habría que decir es que en realidad esa ovulación que experimenta la gallina ante cierta figura geométrica es, lejos de una muestra de idiocia animal, toda una abstracción fruto de eso que convenimos en llamar inteligencia.
Entre otras cosas, porque esa es la única manera de quedarnos fuera del ridículo de estar en el grupo de los tontos.

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Rollos matutinos 96

Escena vital
Estoy escribiendo en el ordenador enfrente del balcón y en el jazmín juguetean dos estorninos que están de ligoteo. Me levanto y hago clac clac en el cristal al lado de uno de ellos porque pienso que son muy grandes y pueden acabar rompiendo algunos de los brotes tiernos que le están saliendo ahora. Se van. Pero vuelven. Me vuelvo a levantar y vuelvo a echarles de la misma manera. Pero veo que uno de ellos se queda en la casa de enfrente emitiendo unos graznidos terribles y haciendo unas alharacas que me intrigan. Abro el balcón porque pienso que así tomarán conciencia de que el jazmín no es un lugar tan tranquilo como parece y dejarán de venir a retozar en él, y entonces veo abajo al otro agonizando en la boca de una de las gatas y comprendo el chillerío del compadre, que se está quedando viudo. Es ese momento de la tarde en el que la noche ya se acerca y que de un momento a otro el ruidoso jolgoroteo de los pájaros se calla de repente cuando aún queda luz pero ya le queda nada a la tarde para empezar a ser noche. Y esta vez me parece que ese silencio repentino cotidiano de ese instante tiene algo así como de duelo. Y, de todas formas, me digo que he sido testigo directo de una escena sencilla que muestra lo más terrible de la vida, como casi siempre, doloroso para unos y un verdadero regocijo para otros. Es conveniente tener claro, si se quiere apreciar de verdad en lo que consiste la existencia, que este tipo de cosas no para de pasar continuamente, y en todo lugar, y en todo momento, a todas horas. Porque en realidad, no es que este tipo de momentos sea frecuente en la Vida, es que la Vida no puede existir si no es a base de eso.

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12 jun 2016

Rollos matutinos 95

Lo realmente importante

Estamos en la campaña electoral del 26-J. Entrevista televisiva del periodista puntero del momento a Iglesias y Rivera, líderes de los dos partidos emergentes que vienen a acabar con todo lo viejo pero cada uno contrario por completo al otro en su manera. Así que por lo tanto, tremenda audiencia asegurada porque la cosa tiene el morbo de que los dos nuevos políticos quieren vender su imagen de que el sí que pero el otro para nada. Y se van a dar caña. Y entonces, a la mitad del rollo, justo en el momento de más crescendo en el debate, llega el momento del minuto de publicidad vip que lo abre una anuncio del I-Phone, que trata de una niña que ha hecho con el último modelo un vídeo en primer plano del cuchillo de mamá cortando a rodajas sobre la tabla de cocina una cebolla de las rojas. Racarracarracarraca, caen magistralmente tomadas en todo su color abatidas por la hoja del cuchillo en la pantalla del dispositivo. Se asombra el padre, ¡Pero, ¿has hecho esto tú sola?!, la familia, los amigos… y en cada grupo de asombro se mete por instantes el racarracarracarraca del color que cae hecho rodajas en la pantallita del aparatito hasta que va entrando en certámenes, al principio de la Red, luego otros cada vez más importantes y racarracarracarraca en poco más de veinte segundos llega a ganar un premio que hace recordar la entrega de los Oscar. Y el premio es para... ¡Cebollas, de la niña...!, aplausos aplausos aplausos mientras aparecen por ahí esta vez en una pantallaca gigantesca detrás de la niña las imágenes de las coloridas rodajas de cebollas. Y ese es el momento en el que aparece en pantalla, silenciosa y sugerente, con estilo, la elegante marca del instrumento con el que se ha obrado el prodigio. El anuncio es de una calidad que asusta. En todo. En imagen, en montaje, en idea, en que se va viendo según lo ves el chorro de adolescentes y menos adolescentes que van cayendo por millares en el profundo pozo de la necesidad imperiosa de tener ese dispositivo con el que ellos que son tan listos que sólo necesitan eso para triunfar en el mundo del arte visual que se les antojara podrían, por fin, llegar a ser estrellas hasta de la cinematografía. Y yo me quedo en ese punto ahí viendo la ventana tan brutal que me está abriendo el anuncio al quid estructural de la realidad de la sociedad de ahora. La íntima conexión inseparable entre cualquier tipo de praxis social, cultural o socio política y el mundo del consumo y la ganancia. Y como esa conexión, que está ocurriendo, sin duda en la zona de lo primordial, define en el fondo de los fondos la cualidad del debate político, chísmoso o cultural, de la sociedad presente, en el que está inserto el anuncio como brillante en su montura. Porque, no cabe duda de que sin la necesidad de aumentar las venta de los productos de consumo no habría ese tipo de debate. Pero, sin ese tipo de debate, ¿seguiría habiendo ese tipo de consumo?
Y entonces me di cuenta de que había pillado la cola de lo verdaderamente formal del reportaje que había montado el Évole. Y que lo otro, la aburrida opereta de guiñoles que estaban enarbolando, aguerridos, uno enfrente de otro, un par de jóvenes memidiotas sobre no sé que tropel de cosas de siempre, medio envueltas en soflamas del cambio y de lo nuevo, durante hacía ya casi una hora, no era más que la escena necesaria donde representar lo que en verdad importa.
Y, mientras los candidatos seguían en su empeño de hacernos ver lo que les importaba arreglar el mundo, el anuncio, por supuesto, nada más ser lanzado desde su plataforma ya se había hecho viral.
El que compartía los otros treinta segundos vips era de un coche.

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1 jun 2016

Rollos matutinos 94

La circundivinación
Todo es mortal. Incluido el Universo. Así que también Dios. Aunque Dios pudiera ser que habite, si es que existe, en un universo distinto al de nosotros, donde tal vez no sea ni dios, sino un algo todavía más mierda que yo en este. A pesar de que pudiera ciertamente ser que fuera incluso nuestro creador y de que comparados nuestros tiempos de existencias, el suyo resultara venir siendo toda una completa eternidad. Hasta podría ser que tuviera allí ese pobre diablo, bajo nuestro punto de vista aquí tan infinitamente poderoso, tremendos comecocos sobre un Dios al que, según le cuentan sus rancios sacerdotes, tendría que temer como una insignificante creación suya que sería. Y también podría ser que fuera, según las leyes físicas que vienen a decir que todo es curvo, que Él también sepa que en su universo muere todo dios pero que tenga sus dudas de que su Dios pueda vivir en otro Universo diferente al suyo, y que, al igual que yo, no sea para nada consciente de que puede haber un mundo del que Él, resulta que de todas a todas es el Dios omnipotente.

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3 ene 2016

Rollos matutinos 93

Principio armónico

Así que, levantado que me hube el primer día del año, libre de resacas como todos los años desde hace mucho tiempo, y viendo que estaba haciendo una mañana como que de verano, me hice unos bocatas y me cogí el coche y me bajé a la playa a ver si de verdad estaba la cosa como para darme un baño. Por el camino de más de diez kilómetros de curvas que tengo de bajada desde las alturas frente al mar, en la radio pusieron en directo el concierto de año nuevo que tradicionalmente hacen en no sé que auditorio pero desde Viena. Y, a medio camino interpretaron El Danubio azul y no te digo nada lo que fue ir bailando con las curvas en mi viejo cochecito sobre aquél idílico paisaje al compás de ese vals tan magistralmente interpretado, que era como ir planeando sobre una alfombra mágica a través de un aire cálido y luminoso en un encuadre lleno de colores pastel de todos los aromas. Sí, dicho así suena como una cursilada, pero durante la audición de la ejecución de la obra me dije, joder, de verdad que es una pena no estar en una ciudad interesante y grande y no tener roce y vecindad con la gente creativa o al menos poder llegar a ser espectador de actuaciones como esta que está ocurriendo en este momento en Viena, pero qué gozada es de todos modos tener el privilegio que estoy teniendo en este momento, gracias a la causalidad, y a la tecnología, de darme este gustazo que me estoy dando yo ahora aquí, viéndome, solateras, en este sitio tan espectacularmente abierto al cielo, bajando a darme un baño en la playa el día uno de enero acoplándome a las curvas de la carretera al son de este ilustre vals tan magistralmente interpretado de música de fondo de la escena, como bailaba el trasbordador espacial aquel con la estación espacial aquella de la inmortal película del Kubric. !Pero con tanta luz y colorido! Mira mi cochecito y yo, sobre un cuerpo celeste redondo y azulado que gira como loco alrededor de un Sol que está en sus coordenadas invernales pero que es como si estuviera radiando la templanza de una luminosa primavera tan armoniosamente placentera como El Danubio Azul. Veo por un momento mi situación en ese universo de existencias que forma el conjunto de la masa biológica en la que algún tipo de causalidad me ha puesto a viajar a través del Tiempo por el Cosmos y me digo que desde luego, no sé dentro de un momento lo que pasará, porque tales son las leyes de la incertidumbre, pero ahora, coño, soy un puto privilegiado de la leche. Y el hacerme sabedor con la razón de estar disfrutando un privilegio me hace sentir aún más feliz de lo que lo estaba siendo por el hecho de estar gozando simplemente de la armonía del momento. 
          
Que tales son las cosas de la payasez humana.

Luego se acabó la música y yo seguí conduciendo en la nube de gloria a la que me había trasportado, hasta llegar a uno de los pueblos de la costa, y me di unos frescos chapuzones en el agua limpia y turquesa de una playa sin gente. Para celebrar la entrada del año con unas abluciones que, no sé si se podrían calificar de santas, pero sí, seguro, de más placenteras que la hostia.
¡Feliz año nuevo a todo el mundo empezando por mí! Me dije mientras me secaba bajo el sol luminoso con una toalla con aroma a limpio. Que todos los ratos difíciles que me depare el futuro sean como este. Propuse a mi destino, complacido, acordándome de Venus, que, según dicen, cada vez que se metía en el Mediterráneo recuperaba hasta la virginidad.
Bueno, yo no me atrevería a pedir tanto, sobre todo porque lo mismo interpretan los dioses  la petición hasta su último extremo, y la malicia adquirida con el paso del tiempo no me haría gracia a mí perderla, para nada. Pero una mejora general del chasis... ¿Valdrá de algo lo de invocar a Mefistófeles?... Vamos a dejarlo, que a lo mejor, si el año sigue así como ha empezado, puede que con las aguas de abril y el sol de mayo... me pase lo que al olmo de Machado.
De entrada parece menos tétrico, y, en cualquier caso, sería desde luego una transación mucho más propia de lo hispano.

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20 dic 2015

Rollos matutinos 92

Para dejar constancia

Bueno, pues ya si que he llegado a un sique sique de verdad. Sí. Porque ahora si que sí, o escribo ya, para expulsarla fuera, esta bola de ideajos que se me ha ido formando en los tractos perceptivos del magín a fuerza de tragarme los cuatro años de política mariana que nos hemos tenido que tragar, o no los escribo ya nunca y me la quedo ahí adentro obstruyéndome las vías de poder asimilar cualquier otro pensamiento. Porque ya estamos a media campaña electoral de las primeras elecciones después de la era mariana, y en cuanto me quiera dar cuenta ya tendremos el resultado que tengamos que tener por otros cuatro años, y mi intención al escribir esto no es más que liberarme de la angustia que me da ver lo que viene dejando constancia del mal rollo que estoy viendo venir, como se veía venir lo que luego vino hace cuatro años, para que por lo menos cuando venga me quede el consuelo de que yo ya lo sabía. Así que lo que tenga que decir tendré que decirlo ahora, para haberlo dicho luego, si quiero tener al menos ese tonto consuelo.
 

Y puestos a regurgitar, lo primero que tengo que decir es que no soy ni fui, ni en estas ni en ninguna de las otras elecciones, partidario de ninguno de los que se presentan ni de los que se presentaron, ni de los que se puedan presentar en el horizonte político de un futuro más o menos lejano como una opción más o menos viable a lo que haya. Y que creo que el mundo de la política es por definición un universo espeso y pantanoso, ajeno a lo que de verdad tiene importancia en esta vida, en el que nada puede llegar a persistir si no es a través del abono y el sustrato de la corrupción y la mentira, tengo también que decir que tengo muy clarito. Y que mi relación con la política a lo largo de mi vida se puede resumir así: a los diecisiete años entré de cabeza en la guerra antifranquista y fui activista clandestino, sectario, delirante, radical y convencido hasta no poder haberlo sido más, durante ocho o nueve años. Después, al tiempo que llegó la Transición, comprendí el corral que era aquél mundo en el que estaba metido en cuerpo y alma y las patologías personales que me habían llevado a entrar allí y lo dejé todo, casi tan repentinamente como me había metido en ello. No obstante, había disfrutado enormemente del gozo que me dieron aquellas ilusiones mientras tanto y tengo que decir que personalmente el paso por aquello me sirvió para hacerme mucho más seguro de mí mismo. Así, después, me tire más de dos décadas pasando de la política por completo como de la mierda que es y nunca se me pasó por la cabeza votar ni mucho menos sobre todo. La primera vez que voté en toda mi vida fue en el 2004 porque la era Aznar había sido demasiado pa mi cuerpo y casi consigue atufarme en el aburrimiento que emanaba con él por todos los respiraderos de la sociedad y me dije que si lo podía evitar, cualquier cosa menos eso. Y Recuerdo que la llegada de Zapatero fue como cuando se abre de pronto una ventana en una habitación llena de vahos de humanidad mediocre y humos de derechas de baja calidad. Desde entonces he votado cada vez siempre con rabia y energía, pero nunca por nadie, sino siempre en contra del PP. Y la grima insoportable que me dan es lo único que me mueve a la inquietud política ahora. Y es muy posible que si no fuera por el horror que me da pensar que puedan volver a salir por otros cuatro años, lo más seguro es que fuera en estás elecciones otra vez abstencionista, que es lo que más de acorde está conmigo.
 

Por eso el sentimiento primero que me provocó hace cuatro años la aparición de lo del 15-M fue de inquina. Porque ya estaba yo temiendo que aquello de la crisis acabara trayéndonos lo que nos trajo, cuando apareció toda aquella mara decidida a montarla bien montada de forma que no pudiera ser de otra manera. Desde el primer día de acampada en Sol supe que aquello eran los yogurinos que asegurarían la mayoría absoluta al rodillo que nos íbamos a echar encima a pulso y a conciencia. ¿Que por qué yogurinos? Un amigo mío dice que esa generación es la de los de la doble ración del petisuit. Porque a la anterior ya le habían dado de pequeños uno al día casi a todos. Petisuit. Pero a estos que formaba la base de las acampadas de la Plaza de Sol les habían dado dos. Habían sido criados para ser los reyes más listos del mundo y ahora estaban viendo que se iban a quedar hechos unos listillos sin trono. Aunque de verdad eso no se lo acababan de creer entonces todavía y la mayoría de ellos, sobre todo sus vanguardias, que juraban sobre todo cuando iban emergiendo acabar con los liderazgos para siempre en pro de la pureza  asamblearia omnipotente libre de cualquier tipo de personalismo, lo que de verdad buscaban con aquellas gestas gloriosas era mamar un poco de la gloria de poder, por fin, saborear el dulce cáliz de la Gloria que solo puede dar el acto heroico. Poder vivir al fin aquél vértigo de acción de los tiempos del Che, que ellos sólo habían podido disfrutar estampado en camisetas ya exentas de cualquier otro matiz maldito ni revolucionario que no fuera el de la comercialidad más pura. Pero en cuanto que aquella dulce miel de aquellos días de revuelta rosada de Sol empezó a ponerse más amarga, tras haberse conseguido darle todo el poder a la carcunda más espesa a base de aquel mantra de que pesoepepélamismamierdaes y lo de quenoquenoquenonosrepresentan, que estuvieron repitiendo como memos sin parar hasta el empacho de ellos mismos, al primer bofetón que les metieron, una vez logrado el cambio involutivo de gobierno con las elecciones que ellos con sus mantras ayudaron a ganar, se acabaron las manifestaciones y las acampadas de raíz. Y así, la legislatura más catastrófica que nunca hemos tenido ha recortado brutalmente todo lo que ha querido y encima ha acabado fardando de haber sido una de las que menos alborotos ha tenido que sufrir. Sin mayor oposición han convertido la tele en una reedición del nodo, han dado además un espectáculo esperpéntico increíble en su ejercicio del poder, han roto todos los frágiles avances progresistas de hasta entonces como una manada de gorrinos sueltos en una tienda de cristales, han dado unos tintes a la marca españa que da vergüenza de ser español y, encima, han quedado al descubierto en todas sus mandangas delictivas sin que les supusiera un problema mayor y, ahora, por si fuera poco, según todas las encuestas están a punto de volver a ganar para seguir rematando la faena otros cuatro años más. Y, sí, tendrá sus ventajas, para no sé al final bien para qué tipo exactamente de regeneración de la política será, que acabaran creándose de aquellos movimientos de indignados contra todo lo que con Zapatero les parecía insoportable, grandes artífices de meternos en esta situación, plataformas y organizaciones folloneras que siguieron trabajando duro en pro de desahuciados y desfavorecidos y que después todo aquella corriente acabara cuajando en un nuevo partido, por cierto con un organigrama y unas formas y unas poses y patrones más parecidos a los de siempre que a otra cosa. Pero también es cierto que fueron uno de los principales factores en conseguir echarnos encima el peso irreparable de la mayoría absoluta que ahora amenaza con llegar a renovarse, y que uno de sus logros más innovadores por ahora ha sido elevar la calidad del liderazgo partidista a la de Belén Esteban y el tono y la forma del debate político a la categoría de un ranking de audiencias de un chou de verduleras de un mercado de medios en el que lo que de verdad se vende es la publicidad con la que se engorda el sistema que dijeron criticar pero que ya poco se critica.
Y ahora... Ahora si que sí he llegado a estar en un verdadero siquesique y en un ya o nunca más que definitivo, porque desde que empecé a trazar toda esta diatriba se me ha pasado el tiempo contemplando como siempre y ya es que estamos en el día de reflexión y mañana se vota y entonces si no cuelgo esto ya, para poder decirme luego que efectivamente yo ya me lo había dicho cuando llegue lo que mañana llega y poder servirme de tonto consuelo en la rabia que me va a dar que tenga que ser así ya sin remedio, para qué leches voy a seguir aquí escribiendo. Así que... resumiendo.
Decir que: Primero: El principal problema de la salud política de este país es que haya un grupo suficientemente grande de gente tal como para hacer que un partido como el que ahora está en el gobierno, con ese manojo de líderes tan lúcidos que tiene y ese portento de Rajoy a la cabeza, y todo ese choriceo tan de mangantes mediocres que se traen, que incluso en plena campaña les ha desaparecido un embajador chorizo,  pueda volver a ganar las elecciones. Segundo: ¡Estoy más que cabreado viendo a toda esta mara de politólogos cantamañanas empeñándose tan duramente en hacerle la cama a una mayoría absoluta del PP a toda costa! Desde su nacimiento basan todos sus esfuerzos en meter en la cabeza del electorado que PSOE y PP son la misma mierda, y que si uno de los dos tienen que ganar es preferible que sean los del PP. Si no ven que otra mayoría del PP solo, los dioses no lo quieran, o con los de C's, que no sé qué sería peor, es el paso que nos queda para que se consolide un giro irreversible a un tipo de sociedad futura francamente indeseable, es que son verdaderos gilipollas. O que piensan que con una situación así se podrían llegar a dar más remolinos de inestabilidad que facilitaran aquello de que a río revuelto ganancia de pescadores. Pero esto no es ni mucho menos Grecia, aquí Podemos no tiene fuerza como para poder formar gobierno, y el hundimiento del centro tradicional no es como allí bipartidista, sino que sería sólo unilateral, dejando a la parte de la derecha sola y más consolidada, sobre todo con la revitalización que les supondría el aire nuevo de C’s.
Y ahora acabo de darme cuenta de que más abajo de aquí tenía ya elaborado otro texto en el que había intentado recoger los mismos flases que he intentado pintar ahora hasta aquí, y lo he releído y me parece que a lo mejor está mejor, y lo mejor es que lo pegue para que sea una forma de remachar la idea central que me preocupa en lo que está pasando.

¿Por qué poner más empeño en tirar antes al PP que al PSOE? Los de Podemos ahora han dejado el mantra memo aquél de pesoepepélamismamierdaes, porque nos lo habían machacado ya tanto que es que la cantinela amenazaba ya con explotarnos la cabeza, pero la maniobra de acoso y derribo ha sido mucho más sucia enfurecida y destructiva cada vez durante toda la campaña. Se ve que prefieren que gane el PP a que gane el PSOE. Seguramente porque piensan que con el PP va a ser más fácil conseguir poner revuelto el río donde ellos pretenden pescar más. Pero según visto lo visto no está claro que intentar llegar a un punto político como el que habían llegado en Grecia cuando ganó Syriza la primera vez, sirviera para nada que no sea hundirse aún más en la mierda. Y nada parece indicar que esté la tendencia de nuestro país en esa onda. En absoluto. Para empezar aquí no parece que se vaya a hundir el PP sino todo lo contrario. En cualquier caso el odio podemista al PSOE es de una visceralidad enfermiza. El PSOE mal que mal está asociado a los grandes avances sociales de nuestra democracia, y el PP siempre ha sido el freno y la piedra de molino atada al cuello de ese avance. En realidad lo que de bueno o malo puedan tener en común les viene sobre todo de que llevan tiempo teniendo que llevar el timón de la nave. Y el timón no va a cambiar de sito. Eso es seguro. El que lo quiera manejar va a tener que ir a ese mismo espacio que han tenido que habitar PP PSOE para tenerlo. Decir que PSOE y PP son la misma mierda es una comparación tan burda y tendenciosa como decir que el mismo delito tiene Barcenas que Monedero, o que lo mismo es el amiguismo de Errejón y él que el de las empresas del Bigotes y Aznar, y los que las utilizan dicen mucho de su catadura política al hacerlo. Y, además, en las posibles ventajas de esa operación derribo no cuentan con el peligro que supone la aparición de Rivera. Una mayoría absoluta de PP-Rivera acabaría de meter a España en una transformación social tan finamente chunga como irreversible. Rivera puede convertirse en el complemento vitamínico rejuvenecedor de la vieja carcunda española de siempre. Ese panorama de dominio de la derecha renovada, con un PSOE debilitado puede ser catastrófico. Por mucho peso que logren adquirir a cambio los de Podemos. Si no se dan cuenta de que la presencia del PSOE en el universo político español es, para el centrado del espacio del timón de la nave de los locos, lo que la Luna para la correcta estabilidad del eje rotativo de la Tierra, es que de verdad son gilipollas. Hundir el polo del centroizquierda, dejando al giro del timón al otro polo sólo y sin un contrapeso centrado que lo centre, no es la mejor idea para conseguir una política mínimamente progresista y estable sino todo lo contrario. posiblemente sería todo un desastre. Y, vuelvo a decir, si lo que piensan los grandes politólogos podemitas es que el desastre es un mal necesario para buscar a la larga la inestabilidad que permitiera aún más a la larga la posibilidad de un asalto a algún tipo de cielo en el tono de aquél que intentaron dar Tsipras y Varufaquis... Creo que sobran comentarios críticos a lo que significó ese triste espectáculo. Incluso sus ardientes defensores han hecho mutis total a la cuestión durante la campaña.
Señores, lo de Syriza en Grecia es una prueba más de que el sistema no sufre de una crisis estructural de hegemonía ideológica en la voluntad de nadie y menos en una mayoría de la gente. No se ve en el horizonte el despuntar de ninguna nueva utopía, que en todo caso sólo podría serlo en cuanto que por encima de todo planetaria. Antes bien lo que parece que está pintando ahora es un resurgir del poder del populismo derechuno de corte fascistoide que es más que preocupante. Alons enfants de todas las patries. Y si bien los de Podemos dirán que ellos son también el resurgir de una utopía de un color más atractivo, les diría que se vuelvan a leer lo que escribí por ahí arriba, y que hace poco leí decir a Ian McEwan que “La utopía es una de las nociones más destructivas” Frase que con el hábil uso del término noción encierra en si todo un tratado al respecto al que yo sólo me atrevo a añadir aquí que la única noción válida posible a ser autentica utopía en pos de una mejor organización del Hombre en el planeta, que deje por fin de una vez por todas atrás las de corte bolchevique, es la que convierta el ejercicio de la lucha por la revolución universal que preconice, en vez de en una ilusión gloriosa con efecto anfetamínico y engrandecedor como las anteriores, en un trabajo sordo, arduo, lento, preciso, y tan tristemente aburrido como inevitablemente necesario.
Y me dejo ya de estas historias que me estoy poniendo sociofilósofo en demasía.
Reviso otra vez las notas que ido tomando en estos días a ver si me dejo algo importante de lo que he ido apuntando por ahí sin meter en este testo y las apunto de tirón y cuelgo esto porque si no es verdad que llegan los resultados de las putas elecciones y entonces para qué, si ni para enjugar mi ego mañana serviría y, a ver:
Sí. Tengo que dejar apuntado esto sobre lo que es C’s. Un partido inexistente con un líder que yo llamo Magnolio, porque va por la escena de lo que Ton Cruise en aquella película titulada Magnolia. Con ese micro incorporado a su biología y aquellas trazas que en él eran de magnámino prototipo machista y que en su caso son más bien de prepotente machito hispano repelente. Su partido nació con el nacionalismo más españolista en su adeene primordial marcado en lo raquídeo. Y le disgusta más los empeñados en condenar los crímenes franquistas tan antiguos que el franquismo. Es por tanto muy dudoso que puedan llegar a ser la moderna derecha europea que quiere vendernos.

Ah, y será de ver si es que saca muchos, la calidad de los personajes que acaben resultando el resto del partido cuando tengan que decir al menos, pio.

Tengo un montón de apuntes más sobre detalles de Pablo, de Podemos, y de los otros. Pero tengo que acabar que llegan los resultados y quiero colgar esto antes de eso porque si no deja de tener sentido el sentido principal que me he marcado con esto de dejar constancia en esta especie de botella lanzada al mar de los sucesos para que tal vez me sirva luego. Sólo decir que lo de Podemos, como no saque una cantidad que les parezca suficiente, se van a desinflar más que deprisa en una suerte de desencanto depresivo parecido a aquél de la primera transición, solo que ahora, como las cosas son líquidas y van a toda hostia, mucho, pero que mucho más deprisa. Y me temo que puede que se de la situación de que sólo hayan servido como hace cuatro años, para darles la mayoría una vez más a la peor de las opciones del tablero.

En Podemos ha sido también alucinante la cantidad de giros que han dado a sus principios y programas, sólo pendientes del nivel de audiencia. Y quiero constatar el hecho de que, habiendo sido tan antiliderarios como fueron y dicen todavía seguir siendo, resultaran ser el segundo partido de la historia en presentarse con una carátula de corte cheguevárico de la geta de un menda con coleta. El primero fue el de Ruíz Mateos. De todas formas ya habrá tiempo de darle vuelta a más matices si es que me sigue apeteciendo seguir sacandole puntas a estas cosas. Ahora lo que tengo que hacer es mandar esto.
Ojala me equivoque.
La solución en cosa de horas.
Tengo que dejar de escribir y lanzar el mensaje en la botella a las olas de los bits. Esta muy mal escrito, pero no puedo hacer ya otra cosa y, en fin no busco más que dejar constancia como forma de quitarme todo esto de encima y volver a dedicarme a dejar que hablen otros del gobierno, del mundo y sus monarquías mientras gobiernan mis días mantequillas y pan tierno. Y eso sí que sí, ojalá no se me tuerza nunca.
Una vez más, antes de hacer la lanzada: ojala me equivoque en el panorama que describo.
Ahí va.

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5 oct 2015

Rollos matutinos 91

Relaciones intimas

No soy un escritor. Porque no escribo y porque en realidad tengo todavía menos ganas que talento para hacerlo. Así que lo que tengo que hacer si quiero contar cosas es hacerlo de la forma más directa posible para quitarme de encima la tarea. Y luego ocurre que son muchas las cosas que quisiera contarme frente a ti. Tantas, que son como un tropel de ideas que atascan las salida por donde deberían ir naciendo los relatos que se quedan ahí encerrados sin llegar a tener cuerpo como engendros que no sólo nunca llegaron a nacer sino que ni siquiera llegaron a alcanzar de verdad un mínimo estado embrionario. De vez en cuando y siempre en los momentos en los que más difícil es ponerse a escribir para pillarlos, se fragua alguna idea de forma que su contemplación me permite acariciar sus contornos y pensar cómo sería si la plasmase en algún tipo de soporte de algún tipo de texto. Pero siempre suele ser en los momentos en que es más difícil ponerse a la tarea. Mientra hago algo, mientras conduzco, mientras ando. Mientras guiso. Últimamente me ocurre ese fenómeno a menudo mientras guiso. Y aunque la mayoría de las veces el tema nada tiene que ver con la comida, otras son verdaderos tratados profundos sobre la relación anímica tan fuerte que, cósmicamente hablando, supone el cruce de mi vida con la del propietario del muslo, la pechuga o el filete que preparo. Esa impresión de profunda relación donde las haya se hace más fuerte y redonda cuando se trata de pescados al momento de limpiarlos, ya que el cadáver está entero y uno no puede dejar de mirarlos a esa profundidad tan fría que tienen en los ojos mientras les vas amputando las aletas, raspando las escamas y abriéndoles las tripas. Y escribo mentalmente buscando el fondo de la razón de un universo donde las relaciones de este tipo son la forma de obtener la energía necesaria para poder vivir. Por supuesto siempre soy consciente de que en el fondo, y trágicamente hablando, no hay ninguna diferencia si lo que estoy preparándome para la caldera de mi estómago es animal o vegetal. Y capto claramente que en cuanto a karma o sufrimiento, lo mismo da si se trata de una lechuga, de un pez o de un conejo. Creo que una de las causas del fatuo egocentrismo que tenemos los humanos en nuestra concepción de la existencia es no mirar la base de ese asunto como la simple explicación de la cadena alimenticia que supone en esencia, al carecer de algún depredador, si exceptuamos los virus y bacterias. Posiblemente Esto no se trate de otra cosa que de comernos los unos a los otros. Con o sin razón es ya una pregunta que está totalmente fuera de nuestro alcance cognitivo, igual que la estructura íntima de la materia o lo que son los agujeros negros de las galaxias y los movimientos sociales colectivos, o el propio criterio personal. Muchas veces también me dedico a alucinar viendo la capacidad que tenemos para hacer pasar las teorías que nos montamos ante lo que desconocemos por verdades que no tienen vuelta de hoja.


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31 ago 2015

Rollos matutinos 90

La divina transubstanciación

Nota: Desarrollar un cuento en el que empiece hablando supuestamente con unas amigas, que pueden ser a lo mejor reales, sobre una conversación real pero inventada que tendría con ellas. Podría empezar con que están pasando unos días en casa y tenemos una paletilla de jamón ibérico y entonces, pensando en qué cenar, una dice, corta un poquito del jamón ese tan rico que tienes por ahí. Así como diciendo, no seas rácano, que está muy bueno. Y yo voy y lo corto y mientras nos deleitamos con el paso del tiempo delicioso que invertimos en comérnoslo y los astros ruedan su rodar infinito por el Espacio en el que estamos nos regodeamos comentando lo buenas que están las finas lonchas de tejido muscular desecadas en jamón y yo digo que sí, que no es muy caro pero que está muy bueno, y que no sé si será cierto pero que nos lo han vendido desde luego como de bellota auténtico, aunque luego, ya se sabe, sólo el alma del pobre cerdo sabrá qué es lo que de verdad comió en su vida, una vida de sacrificio completamente dedicada en cualquier caso a que el destino convirtiera en estas maravillosas lonchas sus queridas patas. Y ahí mi amiga podría decir, el alma del cerdo, qué curioso, ¿tú crees que los cerdos tienen alma también? Y yo tendría que contestar, hombre, algo tienen que tener, y tengan lo que tengan o no tengan, sin duda será seguramente lo mismo que nosotros. Y en cualquier caso, este habrá formado parte con el troceo de sus carnes de la manutención de un montón de mendas y vidas diferentes. Y ahí tengo que buscar unos cuantos ejemplares de entre los posibles personajes que hayan podido mantener una parte de sus carreras vitales a costa de las mantecas de ese mismo animal del que nos estamos manteniendo nosotros en ese momento de la trama cuyo agrupamiento en el relato de las diferentes acciones que el mismo consumo de energía cérdica provoque venga a decir algo profundo sobre los misterios del rodar del Sansara y del Espacio-Tiempo. Pero sobre todo tengo que conseguir que la contraposición de nuestras existencias, nuestro refinado placer de ese momento en la cena a costa del horrendo sacrificio del ser del que comemos, deje sentado en el relato que la base imprescindible para poder hablar de cualquier tipo de trascendencia de lo humano y lo divino y lo universal, o de rollos macarenos referentes al bien y al mal, o como quieras llamar todo ese intríngulis que es en realidad la base de toda filosofía imaginable, es la oblación del cerdo de turno. Aunque la Verdad no exista, sin tener en cuenta el derramamiento de la sangre de este cerdo propiciatorio no puede alcanzar ningún tipo de Verdad que construyamos en este paso nuestro por el girar de la expansión de la materia ningún tipo de credibilidad ni ningún estamento de auténtica ni ningún valor de razonable. El comer es lo que nos trae la gloria de vivir. Y el comprender el misterio de la comunión con la carne y la sangre de esa víctima que murió para dárnosla con su pura energía es la única eucaristía razonable que puede servir al Saber para alcanzar cualquier tipo de conocimiento misticista, o misticero, que valga la pena tener en cuenta para algo, aunque al final todo sea fútil. Incluidas por supuesto todas las ramas y creencias de las ciencias y las artes. De la tragedia, de la comedia, y del ensayo. Las religiones quedan fuera porque por definición son todas rollos falaces transversales que buscan agrupar en torno a intereses torticeros diferentes clases de elementos, que van desde los más variados tipos de ilusos hasta los más hideputas de entre los manipuladores, atravesando por ese vasto montón de caracteres que se define con aquello de que la tradición es la moral de los simplones. Sin embargo, por supuesto, todos los religionados comen. Y es curioso, se me ocurre, que del hecho de que unos se harten de porcinos y otros tengan como precepto principal no comer jamás jalufo, y, otros, incluso vivir únicamente a costa de la masa vegetal, se podrían sacar también algunos puntos interesantes para el texto.
Pues eso, yo ya he tomado nota del esquema y a ver si me pongo un día y soy capaz de desarrollar el cuento ideal que si bien no vaya a llegar nunca a ninguna conclusión que valga, abarque todo lo que tenga que abarcar. Mientras tanto, te dejo aquí a ti que recrees en tu magín el abanico de posibles personajes, comedores del resto del guarro que dio el jamón de mi paletilla, que tu veas, y te digas, viendo lo que ves, si merece o no la pena, para este relato evolutivo, el martirio y la pasión universal de todos los cerdos inocentes que le sirve de alimento. O ya puestos, yo esto lo digo siempre cuando se habla de estos temas, también los de las espinacas y lechugas que acaban de materia de nuestro metabolismo. Y el de los demás miembros del reino vegetal que sirven para engordar a todos los que les toca luego hacer de cerdos.
Que quien corresponda se lo premie y, sobre todo, que no nos falten nunca a la hora de zampar.

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1 feb 2015

Rollos matutinos 89

Encuentro en Cristo

Dice la prensa que ha dicho el Bergoglio desde su puesto de Papa, a un niño que lloraba porque se le había muerto el perro, que no tuviera pena, que se volvería a reunir con él en la eternidad de Cristo. Hum. Y yo enseguida he pensado que habría que haberle preguntado en ese preciso momento si también se iba a reunir el niño ese además de con el perro con todos los pollos y las vacas y los cerdos de los que se hubiera estado comiendo cachos a lo largo de su vida. Sí, claro que habría sido duro. No sé si más para el Bergoglio que para el niño. Cuajar de repente escena tan idílica con la incógnita inquietante que abre en la ecuación el uso de la lógica. Pero es que, en cuanto a eso de intentar ver lo que hay al otro lado del espejo, o estamos a lo que estamos o estamos haciendo el gilipollas. El gilipollas o el chamán taimado que se hace vendedor del empalago de dulces esperanzas para captar adeptos al interés personal de su evangelio como quien no quiere la cosa. Porque, de verdad, eso de que sea precisamente en cristo donde vaya a tener lugar el eterno encuentro con el perro qué es, ¿burda engañifla del gremio del anzuelo de la pesca o mezquina perversión profesional? ¿Tendrá también algo de tonta coletilla inconsciente de mantra manido de viejo catequista? Seguramente sea una triste mezcolanza enranciada de los tres rancios ingredientes, pero con un buen chorreón de religioso marketing de experto vendedor de creencias de ocasión. Que tiene exactamente el producto de tus sueños, con garantía de calidad eterna et in nomini Pater.

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2 ago 2014

Personajes 14


Pulgarcitas en la playa de hoy en día.

El otro día en la playa tuve al lado a un par de propias muy propias de lo que corre entre el elenco humano actual. Te las traigo: Treintañeras del tercer año de la era mariana, quinto de la crisis. De ese tipo que se dice del montón. Una no abre el pico, la otra no para de cotorrear. Las dos están en biquini sobre sus toallas al lado del rebalaje, que es como llaman aquí a la frontera movediza del agua con la arena, hoy por cierto muy tranquila.

-...pues a mí me gusta mucho. Yo ya me he visto las tres temporadas. Me las bajé todas y la semana pasada me vi la segunda y en esta, ayer, me acabé de verme la tercera y ahora ya estoy con lo que va saliendo. O sea que ya me he puesto al día.
Oí que decía la que hablaba hablando seguramente sobre una serie.
-Y está muy bien, pero que a veces tienen unos fallos... Porque en el último capítulo de la segunda temporada, ¿te acuerdas que ella se va con ese tan guapo que llega no se sabe de donde...?, sí ese que tenía el pelo rubio largo, que ella corta la cabeza al otro para irse con él, al otro con el que estaba de protagonista un montón de capítulos, que le corta la cabeza, que no sé yo para que hacen eso en la serie, aunque claro, eso es que se conoce que ese actor se quería ir por algo o lo que fuera y..., porque en las series cuando un actor se va hacen eso, lo matan y ya está, y por eso sería por lo que hicieron todo ese lío de cortarle la cabeza al que había sido un protagonista, pero que yo no sé por qué, porque el otro estaba también muy bien, como el que matan, pero es que resulta que..., ese era el último capítulo, ¿no?, y acaba yéndose con él y todo eso, con el rubio ese de pelo largo, bueno, pues, ¡cómo es que luego en el primer capítulo de la siguiente temporada van y cambian al protagonista otra vez por este nuevo de ahora que tiene pelo corto y es moreno! ¡Y es el mismo! es el mismo protagonista, o sea que es el mismo personaje, pero que cambian al actor que hace de él y...

Y yo tendido al sol, me pasaba un poco como a la otra tía, que no podía, aunque hubiera querido, dejar de oír a la que no paraba de cascar, y a ratos me decía que vaya murga me había caído encima y a ratos me daba rabia no poder memorizarme todo el espich con todos los detalles de modismos y entonaciones porque era algo desde luego genial como emblema representativo de un cierto tipo social de toda una generación. La que ahora empieza a subir al escenario.

Después se puso a hablar de sus clases, que yo no sé si eran de inglés sólo o el inglés era parte de un paquete formativo, pero que sobre el inglés era de lo que más hablaba o lo que a mí se me quedó más gravado. De todos modos lo sorprendente, y significativo, del carácter estudioso de la menda es que oyéndola hablar sobre sus estudios no pudiera llegar a saberse por más que lo traté de deducir, si se trataba de un triste graduado escolar o de un curso de titulación media. Y hasta me dio un poco de susto el que lo mismo se estuviera tratando de un curso post grado universitario. Por fin se puso a hablar de algún tipo de examen que debía de haber hecho hacía poco, y relató con pelos y señales como lo había hecho, pero no pude pillar si había sido de inglés o de qué. Pero en cualquier caso, lo que mejor le había salido había sido la redacción. Eso sí. Porque a ella, las redacciones, como mejor le salen es cuando se pone a hacerlas sin pararse a pensar ni a corregir. Y como no tuvo tiempo para ponerse a corregir ni a pensar, pues por eso precisamente le había salido muy bien y...
Siguió contando y recontó no sé cuantos detalles más que yo seguí oyendo con la cabeza a la sombra de la sombrilla y el cuerpo al sol tumbado boca arriba.
Después el parloteo empezó a versar sobre lo que parecía era un trabajo. Su trabajo. Sí, debía ser de su trabajo de lo que estaba hablando ahora porque se refería a un personaje, masculino, que parecía apreciarla, o a ella le parecía que la apreciaba, o la ponía contenta que la apreciara, o estaba loca por que la llegara a apreciar y entonces flipaba ya con el aprecio, y que le había dicho el otro día, decía a la otra, que había visto que ella se estaba tomando el puesto muy en serio y que se estaba formando y todo eso y que si sacaba el curso y tenía buena puntuación que él no tenía inconveniente en proponerla para... porque había varias plazas que iban a salir que eran para gente como ella, parecía que le había dicho, por lo que yo pude entender, el que yo pensé que era algún tipo de jefecillo de base de esos que siempre andan por ahí en ese tipo de trabajos en manga de camisa luciendo sonrisas y corbata controlando al personal. Y aunque no había llegado a captar datos concretos del entorno en que ejercía me lo vi en medio de... porque ¿de qué estaría esta trabajando exactamente?, a que estaba de cajera...
-Y es que yo, no es por nada, pero en el poco tiempo que llevo en el puesto me he hecho muy bien con todo y todos me lo dicen.
Oí que decía más o menos en ese tono de orgullo de listillo servil con que llevan toda la vida diciendo ese tipo de cosas la gente de ese tipo.
Empecé a reafirmarme en que era en un supermercado en donde trabajaba y antes de que me diera tiempo a decidir que en efecto debía ser así, así me lo dijo ella a través del espich interminable que le estaba echando a la amiga de oídos receptores y garganta muda.
-Es que es una empresa muy importante. Tú ya lo sabes. Y muy seria. Que estamos hablando del Lidel, no de una empresa cualquiera de esas de mala muerte por ahí,
Dijo con el eco reverente con el que la gente de ese tipo suele venerar la mano que le da de comer también desde los tiempos primigenios.
-que esta es una empresa alemana y se nota que es alemana. Se nota en todo. En la relación con el personal que trabaja, en la seriedad con que estudian los problemas, en como se preocupan por mejorar el servicio, en la organización tan buena que tienen... En todo. Es una empresa muy seria. Y tiene un futuro muy seguro y muy prometedor en el sector.
Vino a decir más o menos en un torrente de elogios y lisonjas que me hicieron pensar en lo cierto que es el tópico de la admiración del español por lo alemán.
-Y la verdad es que estamos todos muy contentos porque funcionamos muy bien en equipo y además oye, es que ganamos un sueldo que está muy bien. Porque la verdad es que pagan muy bien. Yo, lo único que quiero es que me den mas horas de trabajo de las que tengo ahora, que yo pueda trabajar las horas que hagan falta para que me den un sueldo bien, y que no tenga que estar con eso de que si me renuevan o no el contrato, que yo creo que me lo van a renovar. Bueno eso espero. pero que yo creo que sí porque el otro día me dijeron
Y yo ahí perdí un instante de conexión auditiva no sé si porque las escasas olas del mar hicieron algo más de ruido o porque sencillamente me distraje del muermo de esa vida con la que el destino me había juntado en una playa un día de verano. Me pregunto si a la otra también le pasaría que perdería el hilo de aquello sin que se le notara, porque de todos modos, mantuviera o no la atención al cien por cien, habla poco, y lo poco que habla debe de ser tan insustancial y parco que no llego yo a integrarlo en lo que capto.
-pero que yo... así mismo te lo digo, vamos, si me dan toda la jornada que quiero, o sea que yo pueda trabajar más de lo que me dan ahora, y me suben como suben cuando te hacen el contrato nuevo, a mí no me importa trabajar ahí para siempre. claro. Es que tú fíjate que, trabajando esas horas más, es que estamos hablando de mildoscientos euros, que es que es un sueldo para toda la vida. Es un sueldo para toda la vida, vamos.

Concluyó feliz de estar a punto de alcanzar satisfacción tan grande y a mí se me puso el vello de punta de oír en vivo y en directo semejante caso de adaptación gozosa a un medio rastrero al punto que analizaba la anécdota como un claro ejemplo de a lo que está yendo esta sociedad colectivamente, de cabeza.
-lo otro es mucho mejor claro... Lo otro es que es el sueño de mi vida. Eso que te he contado de que hay unos puestos que van a salir... pero que esos ya son de nivel medio de organización, que entonces con unas cosa y otras estaríamos ya hablando de dos mil euros al mes. Ya te digo, el sueño de mi vida. Y yo trataré por todos los medios que se me haga realidad. Pero que si no me sale eso, vamos, yo de cajera como ahora la mujer más feliz del mundo, te lo digo de verdad.
Y tan de verdad que lo decía. Tan de verdad que no le pudo quedar duda de ello, ni a mí asombrada conciencia ni al mar tranquilo que se abría azul y grandioso en frente, ni al potente Sol achicharrante que caía desde el Universo sobre la escena en la que se proclamaba. Era una verdad tan detonante que no dejaba en pie ninguna posibilidad al sueño vano de que pudiera existir fuerza mayor que ella en la Naturaleza. Ay, dioses, qué ideales tan sublimes sueña con alcanzar esta generación. Me dije generalizando un poco, abrumado por lo obvio y dudando de que el filósofo francés ese que ha inventado lo de Generación Pulgarcita, por lo de andar todo el tiempo escribiendo con los pulgares en los móviles, haya captado la triste realidad de su actitud vital en toda su crudeza. Aunque, por otra parte, la mezquindad es lo que más invariablemente se viene transmitiendo en el relevo generacional, y en realidad estas dos, aunque estaban dentro del conjunto, para ser plenas representantes pulgarcitas eran ya un poco reviejas.

-Porque eso puede llegar a ser como lo que ha pillado Sonia, ¿tú conoces a Sonia no? La novia de Pepevalero. Esa. Pues esa es en Ikea donde está. En medioambiente. En el departamento de medioambiente, para todo eso de almacenaje, deshechos, reciclaje... Ya sabes. Pues esa es bióloga, y está... loca de contenta. Sí, en Ikea, en cada centro, tienen a un responsable de medioambiente, licenciado, en biología o lo que sea en que estén preparados, pero tienen un responsable de medioambiente por cada centro. Hombre no te voy yo a decir que en Lidel vayan a tener uno por cada tienda, porque esto es mucho más pequeño, pero que algo en ese sentido tienen que crear ya lo verás. Y con que tuvieran uno por provincia, o por departamento regional ya habría... en Andalucía por lo menos dos puestos, y claro, está también que ella es bióloga y mi especialidad no es esa. Pero que lo mío también tiene que ver mucho con medioambiente. Si lo piensas bien... y en cuanto a títulos yo estoy tan preparada como

Y así siguió y siguió poniéndole detalles a lo que era la versión actualizada del cuento de la lechera al ordeñador de títulos, porque hoy día no hay mucha vida vaquera en este reino, pero sí un montón de humildes titulados buscando entre la paja de sus sueños alcanzar la caja que pueda contener la teta que aún siendo enjuta y algo amarga les de alguna leche como para poder conformarse a la idea de un cierto grado medio de felicidad. Cuando acabó con el repaso a todas las posibilidades que tenía de que aparecieran nuevos puestos que ella coparía de forma natural, siguió ya más tranquila detallando lo bien que encajaba ella en el equipo.

-No es por nada, que está feo que sea yo quien lo diga, pero que es que yo estoy mucho más preparada que ninguno de mis compañeros. Y no es que yo diga que ellos no trabajan o que no cumplen, pero es que yo con lo poco que llevo en el puesto ya doy muchas más pulsaciones que el que más da de los que llevan ahí un montón de tiempo. Y eso se tiene que notar.
Porque era como le dijo el otro día ese que parecía antes que tanto la apreciaba, o otro por el que ser apreciada por él era tan interesante como serlo por el otro, es que tú, te pongamos donde te pongamos rindes bien, y eso es lo más importante que buscamos en el nuevo personal para la Empresa. Y es que de verdad ella estaba muy contenta y estar contenta con lo que haces es lo mejor que puedes hacer para hacer las cosas bien. Y es que además había muy buen ambiente, dijo, porque todos se ayudaban en lo que podían para que el trabajo saliera para adelante y todo marchara bien. Y eso era también muy importante porque lo que la empresa buscaba era potenciar las cualidades de trabajar en equipo. Y cada uno tiene su responsabilidad, unos más y otros menos, según su cargo, claro, pero que luego todos eran compañeros y eso era lo más bonito. Dijo, como ejemplo de esa sintonía, que los jefes les solían llamar a cada uno por su apellido pero que aunque entre ellos también se llamaban por el apellido a veces, casi siempre se llamaban por el nombre, pero que en cualquier caso era siempre en un tono más de amigos que de lo estrictamente propio de compañeros de trabajo.

-A mi ahora me están empezando a llamar Badi, como me llamo Badillo de apellido pues me llaman Badi... y últimamente me dicen Superbadi. Empezó Javi, el chico ese que conociste el otro día, me lo dijo un día y ahora ya me lo están diciendo todos.

Y yo vi a la Superbadi superbadillando en su trabajo loca por resaltar en el entorno en que desarrollaba su carrera al tiempo que veía a las dos levantarse y acercarse al agua recolocándose la parte del culo de las braguitas de sus biquinis a las nalgas con cortos tironcitos de índice y pulgar sin parar de cotorrear en ese tipo de conversación gestual en el que lo principal es trasmitirse la una a la otra el total consenso con lo que se dice y con lo que se diga. Llegado que hubieron a que la superficie de las aguas tranquilas les llegó más o menos a una cuarta del coño quedaron al punto en ese punto sin parar ni el cotorreo ni las gesticulaciones consensuales mutuas, varadas en el tiempo y en cualquiera intención de avanzar a más profundidades. Por cierto que el biquini de la parlanchina era verde y el de la otra amarillo. Más detalles de sus físicos no te doy porque este tipo de especímenes se puede encontrar en cualquier molde y así te dejo libre para que tu imaginación te concrete la imagen que tu veas.

Yo por mi parte ahora, con ellas dos ahí en el centro del encuadre de esta escena playera que aunque tarde en terminar nunca va a acabar en zambullida, te propongo ir cerrando en redondo lentamente el campo de visión del objetivo hasta que al fin el negro engulla todo.

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8 jul 2014

Rollos matutinos 88

Instantes en transcursos

En realidad los instantes son como fotos de corrientes temporales que transcurren por los sitios. Congelan mientras duran algo que enseguida ya no está. Y por eso la verdad que representan deja de existir en cuanto pasan aunque a veces dejen sombras de su paso impresas en el soporte inestable del recuerdo. Tal vez también en algún tipo de archivo que tenga el espacio-tiempo por ahí. Algo así puede que sea. Este percepción del fluido temporal la acabo de sentir al contemplar la foto que hace poco hice del Estrecho desde un mirador de la carretera que une Tarifa y Algeciras. La he puesto en el escritorio del ordenador y ahora a cada instante estoy allí otra vez mirando aquel momento congelado entonces desde cada aquí en cada ahora que cierro un programa y aparece el escritorio con la foto. Pero ahora esa visión es en realidad sólo un trampantojo, una combinación de tonos y colores que no tienen otra verdad que una armonización determinada de impulsos electrónicos sobre un tipo de plasma específicamente creados por la inteligencia de mi ordenador para crear en mí las ilusiones visuales que con él me procuro. Pero tampoco es seguro que el paisaje que fotografié ese día no fuera al fin, más allá de una serie de elementos biológicos y minerales reflejando cada uno una onda diferente de la luz como nos dice la Ciencia, otra clase de escenario virtual que me ofreciera algún tipo de Matrix donde vivo sin que yo me haya percatado del todo todavía. En cualquier caso, cada vez que veo la fotografía ahora en mi desktop esa combinación de colorines me vuelve a inducir el sentimiento placentero de abarcar con la vista el enorme panorama del punto geográfico estratégico que es donde la hice. El Estrecho de Gibraltar. Una vista magnífica sobre su punto más angosto y desde arriba. Desde donde esta el objetivo de mí cámara, hasta el lejano mar bajan laderas de un verde rabioso de praderas y de bosques libres de pueblos y de casas, y al otro lado de él se levanta la costa Africana con el monte Musa al frente que, como es la hora del atardecer, resplandece rocoso brillando gris rosáceo con los rayos de luz dándole de lado mientras el Sol se va buscando el ocaso por el Este. Un paisaje grandioso, no sólo por la vista panorámica que el sitio ofrece en sí sino por el carácter específico que tiene en la cartografía planetaria, que le hace a uno imaginarse en él ubicado sobre el Globo Terráqueo como si fuera un gigantesco mapa mundi dando vueltas. La estrecha vecindad de dos continentes totalmente separados forma la puerta de entrada al entrañable mar Mediterráneo y su salida a la abierta inmensidad del Océano. Confluencias de ecosistemas y culturas. Lugar expuesto al viento de uno y otro lado. ¿Qué seres abisales estarán usando ahora su pasillo? Quizás esté pasando algún cetáceo. Tal vez también un submarino. Por la superficie navegan tres barcos que han quedado apresados en la foto. Los tres van hacia el Atlántico. Dos son cargueros de grandes dimensiones y el otro un ferry de los que van probablemente a Tánger. Qué impresionante lista de mercancías la que cruza y entra y sale por aquí. En el fondo estas aguas deben de ser la hostia de ruidosas. Sus habitantes si pudieran, seguramente se quejarían del continuo botellón que tienen que aguantar. Aunque algunos deben de aprovecharse de los desperdicios que el tráfico genera y se dirán que más cornadas da el hambre, como esos de ese pobre pueblo de La Mancha, de cuyo nombre prefiero no acordarme, que están locos de contentos porque les van a poner en el baldío donde existen un cementerio nuclear. En cualquier caso... Recuerdo que recordé, en el momento que saqué la foto del Estrecho, los diferentes yoes de las veces que había estado yo allí plantado en aquel pintoresco mirador. Por lo menos tres o cuatro a lo largo de mi vida. Y creo recordar que recuerdo que convine y que convengo en que en todas esas veces las disímiles personas que fui contemplaron cada una en su momento diferente la vista majestuosa con distintas formas de mirar y aunque siempre tuvieron ese mismo asombro cartográfico que antes te contaba, nunca fue el mismo estrecho lo que vieron. Tampoco es igual lo que me dice la foto en cada uno de los ahoras en que me sale ahora en la pantalla. Ni ha sido igual en los diferentes textos que me he construido en la cabeza pensando en escribir, todos diferentes a este que se va a quedar por fin congelado en una serie de caracteres que aunque ya no se moverán de su diseño tampoco van a generar los mismos sentimientos cada vez que se los lea. Porque en realidad pasa eso, que los instantes son como fotos de los sitios y no pueden ser sino distintos cada vez que se capturan con la acción de algún mecanismo de memoria. Dónde estarán por cierto aquellos yoes míos tan dispares que un día pasaron por allí. Es como pensar en dónde estarán los barcos que pasaban en el instante en que saqué la foto y que ahora aparecen con su trayectoria congelada para siempre cada vez que me encuentro con el fondo de escritorio en la pantalla. Qué filigranas habrán dibujado sus singladuras por el Globo desde entonces. Cómo habrá trascurrido en sus trascursos el trascurso vital de sus marinos y de sus pasajeros. ¿Es cada uno de esos personajes sólo una particular novela creada por el antojo del devenir universal? ¿Quieren decir algo en alguna partitura los renglones que escriben con sus desplazamientos? Qué magníficos relatos podemos recrearnos a partir de esos personajes que en realidad no conocemos, pero qué magnificas lecturas se dará el lector que pueda contemplar sus peripecias como una sucesión de caracteres que pasan a ser inamovibles según se escriben en el papel del Tiempo que transcurre. Sin duda los habrá de todo tipo. Los relatos. Los debe haber de un atractivo irresistible y muchos serán de un aburrido insoportable. En el caso del ferry el diagrama que dibuja es muy repetitivo, siempre el mismo trayecto corto de una a otra orilla cargado de almas y de enseres que son alternativamente absorbidos en un lado y eyectados en el otro. Es también un juego entretenido jugar a imaginarse con detalles cómo se desenvuelve cada una de esas historias según se van diseminando por todo el territorio tras salir del barco como de una jeringuilla. Por un momento veo también los miles de viajeros que tienen que hacérselo en pateras. Cuántas interpretaciones diferentes de un mismo drama transeúnte. En realidad, cósmicamente hablando, con ninguna diferencia de fondo de guión con el que representan los actores sedentarios en su rutinario ir del wc a la cocina, ¡pero que diferencia de color tiene el olor aventurero! Sin embargo, también debe tener ese gusto insoportablemente simple de sopor estacionario el que hace todos los días no sé las veces el tránsito Tánger-Algeciras. Y también tendrá algo de esa monotonía el que haga el trayecto Estambul-Ciudad del Cabo si es igual de repetitivo. No sé. En el brocal del mirador había en el momento de la foto un perro tipo chucho tumbado contemplando el horizonte con actitud tranquila y admirable que hacía pensar en que tal vez él también tenía ante la vista, como yo, sentires filosóficos profundos a pesar de verla día a día. Porque debía ser el perro de la venta que está en el mirador, que es en verdad un pequeño bar de carretera con una tienda de esos objetos souvenires que, aparte de cuando son un cenicero, pocas veces sirven para nada. Pienso ahora en que la mayoría los harán ahora los chinos, y me paro a pensar al mismo tiempo en esos chinos que los hacen y esos venteros que los venden, dos polos distantes en todos los sentidos de un mismo negocio. Seres anclados al lado de grandes movimientos. Después seguimos nuestra ruta hacia Algeciras y un poco más adelante recuerdo que paramos no recuerdo para qué, en lo que era un pequeño cruce que debía ir hacia un pequeño pueblo que debía de estar en la ladera mirando al mar un poco más abajo, porque en el cruce había una especie de kiosko cuadrangular de antigua factura de obra con tres aberturas al público y un lado que servía de pared estantería, que era al mismo tiempo lugar de venta de chuches y revistas y mini bar de los viejos del supuesto pueblo que estuviera ahí al lado, que se estaban tomando sus botellines sentados alrededor de la única mesa que había para ello. También vendían, en el quiosco, plantas de tomates y pimientos de una bandeja semillero que tenían encima de la cámara frigorífica donde enfriaban las cervezas. Y su vista me hizo ver más en concreto cómo se unían la pretérita vida campesina colgada en el tiempo que no pasa al lado de una carretera que era una vía de varios carriles que no paran de pasar, con el inminente núcleo industrial del puerto de Algeciras a pocos kilómetros, y el extraño micropunto de alta especulación globalizada que es la colonia de Gibraltar que se veía allá, al otro lado de la bahía, enfrente del kiosko. Sólo si alguna vez has atravesado este trozo de autovías que entra cruza y sale de Algeciras puedes comprender el sentimiento que se tiene de vivir en un corto espacio todas las contaminaciones y desastres paisajísticos que puede haber en este mundo. Después la cosa estresante va aflojando para atravesar una zona comercial de hipermercados que es idéntica a la de cualquier otra ciudad y enseguida, pum, otra vez el campo. Las dehesas. La carreterilla que recorre por entre un verdor vallado y que luego va ascendiendo al monte en cuya cumbre está el castillo fortaleza de Castellar, en el interior del cual es donde está el pueblecillo donde estábamos pasando unos días de lujo en una casita apartamento cuando hice la foto de aquel atardecer tan cartográfico que ahora tengo colgado de fondo de pantalla. 

y... (¿qué más era lo que quería yo llegar a decir cuando empecé con esto? Ah, sí. Era eso de que los instantes son en realidad como fotos de las corrientes de tiempo que trascurren por los sitios. Que congelan mientras duran algo que enseguida ya no está. Pero entonces, ¿para qué tanto escribir si eso ya lo había dicho en el principio?)... Ejem, bueno... ahora es el momento de acabar. Después apareceré otra vez mirándome en la foto del fondo de escritorio y veré sin duda otras cosas que querré comunicar. Pero entonces estaré frente a otro estrecho y habrá pasado ya el momento de esta foto.

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